lunes, 19 de diciembre de 2011

Un hombre cualquiera.

De esos seres anónimos
el rostro marcado
por el cansancio.
Un hombre cualquiera
en los ojos la desesperanza
en su cara arrugada
la vida se le hace huella.
Curtido por muchos soles
la camisa arrugada,vieja,
enciende un cigarro,
espera el tren,
estira sus piernas.
Ni hablar puede
parecen pesarles 
las palabras.
Ya está dormido en su casa
¿Y sus sueños?
no puede soñar ,casi,
se incorpora en la cama
y su garganta se 
hace angustia cuando llora,
llora por todos 
los hombres cualquiera
los anónimos, los sin rostro,
a los que la vida les pega.



No hay comentarios:

Publicar un comentario