En las horas
guardadas
como ave rapaz,
la aparición del
ser mismo
que no se deja
esperar.
Estabas allí,
cuan manantiales
de sentires que
vuelven a repicar
en un pecho
amordazado que no
podía expresar,
el vaivén de
sensaciones
que no dejan de golpear.
Entender los sonidos
que acarician el andar
dejan sin palabras y ahora
se puede gritar:
Sós parte de un todo
y ese todo está acá.