domingo, 11 de noviembre de 2012

Endeudado el mundo humano.


Así leía en la ciudad de Moreno y hablaba sobre el pensamiento Latinoamericanista conmemorando el primer genocidio de América hace 520 años.





Tantas deudas
con aquellos
que primero
habitaron.

Hoy talan árboles
antes talaban
humanos, despojándolos
de sus tierras robando su
pasado.

Cuanta deuda
hoy tenemos con
nuestros hermanos,
pues no vale la pena
ni el oro, ni la plata
la pérdida de un ser
igual habitante, hermano
troncos de una misma
raíz, raza humana única,
como únicos fueron
ellos al dejarnos
sus legados.

Tanto pero tanto
tenemos que aprender
América hermanados,
por historias parecidas,
por sufrimientos igualados,
en los rasgos de los rostros
que cobran vida en cada mano,
que extendemos en cuanto
ayudamos.

Sólo devolviendo las tierras
a sus dueños volveremos
a sentirnos HUMANOS.

            Dedicada a los pueblos originarios de nuestra América sufriente.


Río intenso.





¡Y desapareciste!
¿Me decís? Nooo
Me hice agua,
pues aquella tarde
sin luna, que no
abrazaba,
permanecería en mi,
dejándome trémula,
sin habla.
Que si el tiempo,
volviera, no tendría
miedo a nada, porque
tal vez ese día perdí
las ansias, de sentir
que aún vivo, y que
en mi no hay calma,
pues las lágrimas
derramadas se
convirtieron en estatua,
dejando como hielo
inmenso, el adentro
que aguarda, el calor
intenso, para convertirse
en río, para convertirse
en agua.
Entonces, florecerán
nostalgias de una tarde
sin luna que busca el
sol en las mañanas.
¿Qué si desaparecí?
No, tan solo la nada.