Volcaré el insomnio
Al descanso, mediré
El daño transcurrido,
encegueceré frente
a lo oscuro de los dichos.
Minimizaré los agravios
aturdidos.
Encandilaré con la luz
de mis vocablos que
atraen resonancias
semejantes a la dulzura
abrazada del pasado
cuando eras, cuando
éramos niños.
Enjuagando la suciedad
derramada en los años
ya no favorecidos que
endurecieron las palabras
dejando un lánguido vacío
que el tiempo no ha curado
y que todo puede ser
un gran olvido.