sábado, 17 de septiembre de 2011

Imagínote.

Derrumbadas cosas
en las que creía
se precipitan
entre un tú y un yo.

Cambiarán los aires
que redujeron al amor
en cenizas muy oscuras
que el viento ya sopló.

Imagínote etéreo
buscando un corazón
para encaramar un latir
que estremezca el sufrir
de un dolor.

Son las dagas que se hunden
fundiéndose nuevamente
en un sopor de obstáculos
que la vida entrenó e interpuso
entre nosotros creyendo
en el error que no debemos
unificarnos, pues el destino
se ha equivocado en unir
la Tierra con el Sol.



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