en las arenas
blancas
con el ùnico
deseo
de ver al
marinero
en lo alto
de aquel
faro en el
medio de la nada.Su mirada se tornaba
chiquitita pues asi era
ella en su esencia
minúscula presencia
que guardaba una
existencia.
Al pasar los años
si recuerda
la felicidad
inconmensurable
de esos días
infantiles
que no borraron
ni el tiempo
y la distancia,
ella guarda
en sus retinas ,
esa playa,
las caracolas
y el agua.
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