martes, 10 de enero de 2012

Eternizante.




















Eternizantemente ella,
sentada en el precipicio
del inicio donde todo
comienza.

Eternizantemente huellas,
que dejaron en su soma
heridas abiertas, que no
cierran, que se puede
precipitar en ellas.

Eternizantemente miedos,
que se esconden bajo
la piel, recuerdos, que
se regocijan  solo en
pensarlos transformándolos
en hechos.

Eternizantemente brevas,
que crecen inimaginablemente,
tapando orificios de cicatrices
muertas.

Eternizantemente clavada,
en letras, pues ellas la
salvan, de los insabores
de la Tierra que la amarran.





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