lunes, 28 de noviembre de 2011

Rostros.
















Era una tarde de asfixia
húmeda la frente y mis manos,
en el tren, recuerdo desprender la
la camisola, estaba ahogada con desesperación
respiré el cierre de la avenida,impregnado.
Duró fracción de segundos,
bastó con mirar hacia la otra acera
y quedé aprisionada entre las moles de cemento.
Choqué,tropecé, pedí disculpas.
Caminando cansada con paso torpe.
Crucé una luz roja, me despabiló la urgencia, la emergencia
de saber que la vida está despierta, en cada una de los rostros
que allí caminaban, había presencia, de seres igualados
que cosechan vida y sufrían ausencias.
Detuve mi paso cansino y descubrí el andar alocado
del ser humano, que a cada paso impone presencia viva
que aguarda llegar a su lugar y entonces...
volver a respirar...




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