miércoles, 23 de noviembre de 2011

Cinco cantos a la soledad pestilente.


Ciénaga oscura del dolor
pantano mísero de la angustia,
asqueante pestilencia del egoismo
que aprieta y me rodea.

Ese no saber que,
no saber cuando,
apurando el cierre de cada día
en la noche de la larva.

Derrumbadas cosas en las que creia
purulentas lacras en nosotros
queridas, hoy ya no.
El eco del grito no sé a quien.

Rebota una y otra vez
en las ausencias definitivas
y asume presencia viva
en la maldita soledad que da agonía.

Sin figura humana, incierta,
imagínote etérea, sos
sin voz,  sin olores, sin sudores,
la nada. Te presiento.

4 comentarios:

  1. la nada, el peso amenazante de lo que no posee atributos. (me hiciste recordar al Hombre sin Atributos, lo que es igual a decirte que tu poema me gusta mucho)

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    1. Gracias Helga Fernández por tus palabras.Cariños en letras vivas.Me encontrás en facebook con mi nonbre.

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  2. las soledad no solo es pestilente,
    diligente y maestra del devenir diario,
    porta la quietud del vigia, para comprender
    lo hermoso de una buena compañera/compañero.

    la soledad bien llevada es madurar,
    sinónimo de elección, para regresarnos
    al grupo en forma de guias,o compañeros
    de aquel que no sabe salir solo de ella

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    1. Bellísímo lo que has escrito es amigo así, la soledad tal la has descripto sin vueltas. Cariños.

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