sábado, 5 de marzo de 2016

Tragedia de Once a 5 años ...

                      Algunos por destino logró  llevarlos a otro camino.


                                                              

  Dedicado a los familiares de las víctimas y sobrevivientes de la tragedia de Once.



                                                                Por la verdad, la justicia y castigo a los responsables.



                                                                                         Mi humilde homenaje.

                                            
                         


























Dedicatoria.

Este libro de poesías está dedicado a los familiares de las víctimas de la tragedia de Once del 22 de febrero de 2012.
Durante los años subsiguientes fui editando otros libros, pues por el acontecimiento mismo de los hechos que ese día se sucedieron en mi historia personal, no lograba escribirlo.
Aún hoy, y tan sólo con escribir estas palabras la remembranza de aquel día, vuelven a mi memoria y la angustia y desesperación comienzan a dibujarse en mis entrañas nuevamente.
Tengo relatos infinitos para escribir, historias, imágenes para describir, pero aún no puedo.
Sí pude expresar en versos algunos rimados y otros no, lo que desde mi perspectiva visual, mental y emocional me lo permite.
Otras poesías que aquí leerán, tienen que ver con el sentir mismo de la humanidad.
No es un libro más, no es de exposición, mi único objetivo es acompañar de alguna manera aquel hecho grabado en mí existir a fuego y entregarlo de regalo a los familiares de esos seres que se fueron, pero no comúnmente se fueron, se marcharon en un tren, el tren Sarmiento y andarán surcando, ellos, espacios y lugares infinitos, llevando historias, cargando esos vagones a los ángeles, que no llegaron a destino.

                                                                                                                        ROSSANA SCARONE.









Presentación.

Presentación.
El miércoles 22 de febrero de 2012 se produjo la denominada “Tragedia de Once”. Eran las 8.33 hs. de la mañana cuando el tren Nro. 3772 de la Línea Sarmiento, que arribaba a la Estación Terminal de Once por la plataforma Nro. 2 con 1200 pasajeros a bordo, no consiguió detener su marcha y colisionó brutalmente contra los paragolpes de contención. Era hora pico y el tren estaba abarrotado. La masacre alcanzo ribetes macabros: 51 muertos y 702 heridos en Once. Decenas de familias destruidas. Miles de sueños e ilusiones se fueron con esas vidas.

En cuanto al número de víctimas, se trata de la tercera catástrofe ferroviaria más importante de la Argentina. Las dos anteriores, la de Benavídez, en 1970, donde murieron 236 personas, y el de Sa Pereira, en 1978, con 55 víctimas fatales, se produjeron en tiempos de Dictaduras Cívico-Militares, lo cual menguó sensiblemente su repercusión, debido a la censura ejercida sobre los medios. “De eso no se habla”. La Tragedia de Once, en cambio, se verificó en el marco de un Gobierno democrático, por lo que los medios operaron como caja de resonancia, no solo a escala nacional, sino planetaria.

Los argentinos ya veníamos golpeados por un antecedente aún más macabro, la Tragedia de Cromagnón, del 30 de diciembre de 2004, cuando se incendió el local donde se desarrollaba un recital del Grupo Callejeros, con un saldo de 194 muertos y más de 1432 heridos. La cercanía temporal de ambas catástrofes, su magnitud, sus efectos destructivos sobre tantas familias de habitantes de nuestro país, multiplicó el impacto emocional en la opinión pública sobre la precariedad de las condiciones en que transitan las sociedades contemporáneas y la necesidad de incrementar los esfuerzos para evitar que acontecimientos similares puedan reiterarse. En el caso de Cromagnón las causas quedaron bastante expuestas y la justicia dio su veredicto en el marco de un proceso que dividió a la opinión pública. Con la Tragedia del Sarmiento sucedió algo diferente: las causas se nos presentan todavía borrosas. ¿Fallas técnicas o falla humana? ¿Tragedia o accidente? ¿Cuál fue la responsabilidad del Estado?

Más allá de las medidas inmediatas que se tomaron -48 hs. de duelo en Nación, Ciudad y Provincia de Buenos Aires, suspensión de la celebración de carnavales en todo el país-, la sensación de impotencia, la insatisfacción con las explicaciones, las argumentaciones de sindicalistas, protagonistas, víctimas y autoridades -a menudo divergentes-, generaron un evidente malhumor social. Y si bien hubo algunas decisiones políticas significativas, como por ejemplo el impulso de un decidido proceso de renovación y modernización ferroviaria, que se extendería hasta fines de 2015, la búsqueda de respuestas continúa vigente. Sólo queda el inmenso dolor, la frustración, la bronca, todas aquellas sensaciones que emergen cuando la razón parece no poder dar abasto a las preguntas y a las lágrimas.

Desde hace mucho tiempo, Rossana Scarone se ha sentido atraída y atrapada por la problemática de este ferrocarril, a punto tal de haber recibido, merecidamente, el mote de “Escritora del Tren Sarmiento”, transmitiéndonos con su pluma virtuosa las más bellas anécdotas y observaciones concebidas a través de su inquieta capacidad de obervación en movimiento. En virtud de su coherencia y compromiso con la vida social-y con los personajes y situaciones de su querida patria adoptiva del Oeste del Gran Buenos Aires-, tenía pendiente un gran desafío: encarar la reconstrucción, a través de su poesía, de ese momento trágico, de sus vivencias, de la impotencia, de sus consecuencias y de sus resignificaciones en el tiempo. La mirada de las víctimas, de los familiares, de los otros. Nuestra propia mirada, nuestras preguntas, nuestras demandas, expresadas a través de la perspectiva lúcida y, a la vez, inmensamente afectiva de la autora.

Pero los méritos de la obra no se agotan en la pluma privilegiada de la autora, ni en su capacidad para absorber y transmitirnos las vivencias de tristeza, de bronca ni de nostalgia del ayer. Muy por el contrario, Rossana consigue hacer emerger la vida en medio de la oscuridad, el anhelo de superación, de la construcción compartida, de las miles de historias que aún emergen de un escenario que alguna vez monopolizó la muerte. En ese Tren Sarmiento, en síntesis, al que nos retrata con la magia y la heterogeneidad de la vida misma.

Recomiendo enfáticamente la lectura de esta bellísima obra, de este canto a la esperanza, y me permito reproducir, casi al azar, unos breves versos de los que Rossana Scarone nos regala a lo largo de las páginas siguientes:

“Es parte de un todo
el tren Sarmiento,
pues si bien hay
tristezas, por vidas
robadas, también
hay alegrías en cada
día, soñadas,
pues levantas
en tus vagones
multitudes humanas,
que transitan sus sueños,
viajando con cada
esplendor del día que
aguarda tu pronta
llegada.”
Alberto Lettieri,

30 de agosto de 2017

























Parálisis emotiva.


Aquel 22 de febrero
las llamadas a mi celular,
eran incesantes, eran de Uruguay.
Por esas comunicaciones
mi pecho se encendía
pues recuerdo no entendía
aún lo que sucedía.
Paralizada en Paso del Rey
quedé, y comencé a escuchar
lo que me decían, pero
aún no entendía.
Viajaba en sentido contrario
a la tragedia, que jamás
nunca volvería a pasar
desapercibida, mi corazón                   
se detenía.
Mi hermano hacía allí se
dirigía, en dirección
contraria a la mía.
Entonces era él ,¿quién allí estaba?
No lo sabía.
Su teléfono no se atendía.
Luego de una rato
supe que tenía vida.
Pero mi alma se deshacía,
eran muchos quien ese día
perdían sus vidas.
Supe entonces que debía
escribir sobre aquel día
pero no podía.
El dolor atravesaba mi
alegría, sentimientos
encontrados , ¿Qué hacía?
Imaginaba el dolor en sus rostros
y en los de sus familias,
Ellos ya no están, pero
están ustedes y a ustedes van
dirigidas estas líneas
que acompañan sus sentires
tan tremendos, por la injusticia
cometida.
Alzaremos las voces muy, muy alto
para que el espanto se transforme
en denuncia pues nunca más ha
de suceder esto en sus trenes
y en sus vías.


















































ANDENES.


Rústicos y grises
se encuentran allí,
albergando seres,
uniendo ciudades,
cual esperanza que
emerge en cada una
de las caritas , que allí
viajan.
En cada amanecer
logran esperarlo a él,
el tren, que completo
circula por vías de logros
dejando en cada uno,
un trocito de historias
compartidas.
Algunos por destino
logró llevarlos a otro
camino.
A un cielo infinito
cargando a los ángeles,
que murieron sin
aviso.
Es parte de un todo
el tren Sarmiento,
pues si bien hay
tristezas, por vidas
robadas, también
hay alegrías en cada
día, soñadas,
pues levantas
en tus vagones
multitudes humanas,
que transitan sus sueños,
viajando con cada
esplendor del día que
aguarda tu pronta
llegada.
Acunas en tu vientre
diversas historias,
los cantores del alba,
aquellos que venden,
en cada mañana,
también viajan
familias completas,
trabajadores, niños,
anclados al trabajo
que necesitan de ti,
vagones de trenes,
que circulan sin fin.
Nosotros, sin ustedes
no tendríamos,
rapidez suficiente
para llegar a nuestros
destinos, surcados
de  calor y frío,
a tiempo, que esperan
los rostros cansados,
de tanto laburo,
que conecta la C.A.B.A.
con un conurbano bonaerense
riquísimo, con sueños
y compromisos
de llegar a nuestros lugares,
con permiso del tiempo,
que logras acortar,
con tu rapidez,
con tu sonido instalado,
sabiendo que si llegas,
para nosotros es,
llegar también contigo.





















ODA DEL PENSAR.

Oh cruel espectro
que te acercas a mi habitat
descarta todo contacto,
no es posible un andar.

Caminas pegado a la inercia
pos mortal, los días ya son
penumbras el alumbrar
no existe ya.

Intentas doblegar hazañas,
cuan estoicos lograrán, ser que
agigantas los sonidos,  que callan
 la cruel verdad.

Mediadora de lo incierto,
sofía del pensar incrementa
los latidos, imposible escuchar.

Cantarás hasta el infinito,
la oda del pensar, quemando
en mil diseños, locuras por descartar,
colgarán tu suave imagen difícil rescatar.

Medirán tus palabras el futuro en la 
inmediatez . Oh temor del ser minúsculo 
te invito a crecer, el tiempo y la 
remembranza que te han de acontecer.

(La oda (del canto griego), es un subgénero lírico y una composición poética de tono elevado o cantado, que trata asuntos diversos entre los que se recoge una reflexión del poeta. Según el tema que se cante, puede ser religiosa, heroica, filosófica, o amorosa. En general se aplica a todo poema destinado a ser cantado. Se utiliza también para hacer alabanzas a cualidades que poseen personas u objetos que el poeta quiere destacar .)