martes, 28 de febrero de 2012

La última puerta.

En el ocaso
de la vida uno
cree que ya nada
puede acontecer,
entonces aparece
una luz que te
invita a creer que aún
puede ser.
Allí se abrió, ella, la
última puerta al esplendor
naufragante en ahogadas
trasmutaciones del que,
siendo, ella, brillo irradiante,
en deshechos fugaces que
emanan de los poros mismos
de la piel.
Luz, ella, que trasciende
en el acontecer logrando
trascender en lejanías y
distancias que amordazan
el vaivén de cientos de
amaneceres que se funden
en un quien.

lunes, 27 de febrero de 2012

Troquel.

Troquelando
emociones,
armando
ensoñaciones,
fijando
porciones
irreales,
logrando sellar
el inquieto
hemisferio
a todo dar.
Motivando
instantes
que perduren
actuales,
emancipando
callares,
impregnando
en hojas,
lágrimas
acumuladas,
desdibujando
cientos de
palabras
requeridas,
que quieren
ser escuchadas,
y no prohibidas,
acuñando,
entre dientes
la impotencia
en sí misma
de elucubraciones
menguadas en
sigilos ambiguos
permaneciendo
en troqueles
de cuero del
infierno mismo.

sábado, 25 de febrero de 2012

Venas en ardor.

Con solo tenerte así,
               el "Universo desbocado",
se aquieta en trozos de
              sentires galopando
dentro, agua marina,
              siento fluir en
venas estiradas por
              ser ellas culpables del
torrente alocado
               en mi cuerpo callado,
silenciado.
               Responsables ellas
de cambiar
               de color, en rojo
 cuando respiro,
                en azul cuando
suspiro, rotando
               el humor inquietante
de células
               aguerridas que no
paran y
             convulsionan el entorno
amenazando el pensar,
              el ser  mismo en
dimensiones incontenibles,
               sumergibles en intersticios
inimaginablemente
               sentidos cubiertos por
mantos invisibles de
               copiosas tormentas
acorazadas en
                escrituras que traspasan
el tiempo cómplice de los
                 sentimientos erguidos.                          

miércoles, 22 de febrero de 2012

Esquinas compartidas.


Búscame a la vera 
de un camino de
silencios y murmullos,
... donde podamos encontrar
esos sonidos, que logren
aquietar la piel en sus
designios, que dirán cuan
implacables es el encuentro,
de dos seres parecidos, en
sensaciones escondidas que
expresan en sus letras más
que vivas, gritando en sonidos
de silencio lo aburrido, lo no
deseado, lo no querido.


Búscame a la vera
de alguna orilla
...en letras más que
vivas donde se fundan
en el  horizonte las 
palabras compartidas,
donde el silencio se haga
gritos en felicidad más 
que en tristezas, que los
llantos se conviertan en risas
por descubrir que aún tenemos
vida, empujando lentamente,
tú alma, la nuestra y la mía,
sobre el agua transparente
que cobra bajo nuestros pies,
vida, armonía y semejanzas,
envolviendo melancolías...
Bùscame...

lunes, 20 de febrero de 2012

Palmoteo.

Saltar el
ocaso
presionando
sueños
para que se
cumplan
teniendo dueños,
mirar el horizonte
todo el tiempo
de día eternizando
las horas, dándoles
la bienvenida
sin que se alejen
muy rápido
aprisionando
el comienzo.
Conteniéndolo
en las manos
aterciopelando
los miedos,
auscultando el
palmoteo de las
agujas saltarinas
que no entienden
de anhelos.
Girando en
contornos
de locuras
en gemas
multicolores
ellas que miden
certezas de
añoranzas
perdidas
acumuladas
en versos
que acortan
los días
encallados
e inmensos
en el transcurrir
aclarado del sutil
encuentro entre el
añejo y el ser
embarcado en
ensueños.
La vida como
escenario de lo
eterno, dejando el
telón en el culminar
de ella cuando nos
cubre a todos y
cae dando
final al comienzo.

domingo, 19 de febrero de 2012

Amor o sumisión.

EL amor salva


de tantas cosas,


que si en él la


vida es nada,
si tan solo
pensáramos
en algo y no
estuviera
relacionado al
amor estaríamos
imaginando
algo superfluo
sin vida, sin nada.
La nada es
sinónimo


del desamor,
del vacío,


del egoísmo
en masa.
Él nos traspasa
con cada suspiro, 


con cada respiro,
con cada palpitar
de nuestros días

Trepar las nubes.

En las alturas
del yo mismo,
es él que me
dice puedo,
queriendo
escucharlo
hasta en mis
sueños,
acobijándonos
en lo intrépido
de los sueños
que se transforman
en hechos, cambiando
realidades en cada
encuentro.
Encontrándonos
frente a la vida
subiendo a pasos
moderados, pero
ciertos, sumando
a cada instante
lo añorado, lo amado,
lo percibido, lo mirado,
lo escuchado, lo dado.
Saltándonos
a unos a otros,
buscando el retorno
de lo expresado, en eso,
que llamamos vida,
llamándonos e
invitándonos a creer
que aún todo puede ser.