domingo, 11 de agosto de 2013

Difluyente.

Unas letras en
sus comienzos
un ruido que
penetra, los
intersticios auditivos
de la voz,
que conecta, con
deseos inauditos,
que perturban
los timbrares e
inquietan.
Luego un rostro,
una historia que
comienza, que
avanza en zancadas,
que traslada, que invita
a creer que aún
puede ser.
Una luz brillante, que
abrillanta en su andar.
Un tiempo robado
a la eternidad.
Un momento inadecuado
que desgarra del solo
pensar, que te he
encontrando y al
hacerlo...
Te he perdido ya...