martes, 1 de mayo de 2012

¿Se puede morir de amor?

Sí, se puede, lentamente
al desgarrarse el pecho
de ausencia incautada,
de la presencia misma,
de la hazaña de enamorarse
uno en circunstancias
que nos dejan fríos frente
a la distancia distanciàndose,
un todo menguando la nada.
Oropeles de fuegos que salen
de las entrañas mismas
cuando duelen ellas por la no
presencia y ganas de poseer
los kilómetros y arrastrarlos
para que se achiquen todos
y juntarlos porque se han
puesto de acuerdo las
fronteras para ser de verdad
y  transformar en hogueras
cada una de ellas
que dan lejanías certeras.
Cabizbajo  el silencio que se
agiganta en doloridas ciénagas
que se encuadran en la diferencia
escrita entre titanes que intentan
unirse y se derraman del suelo
mismo habitado en nacimiento
hiriente que se derrama.


Constelarnos

Constelarse quien pudiera
fundir los cuerpos,
infinitándonos, infinitándose,
en similitud a quimera,
fusionar transportar,
uno en el otro el mecanismo
exacto de lo imaginado,
imaginando el momento
del choque de astros,
que impactan
desconmensuradamente,
hasta enconGravidez salvaje.

Animal salvaje,
que atropellas el tiempo
¿Cómo te atreves a atravesar 
mis horas de sosiego?

¿Acaso quién te envía?
No lo entiendo,
dejándome estaqueado
el pensamiento, de creer
que la gravedad conjugada
es aniquilante en serio.

Realizaste otra de las tuyas
atravesándome mi centro.
No,no jugarás conmigo
ni con mi adentro.

Te invito a perderte
salvaje animal,
en el silencio.
trarse
aluminotérmicos, ellos, que
 han dado en posesión
unánime lo pautado
porcelando  el hallazgo
de la unión en sí misma,
acompañando , miedos
sueños y espasmos.