domingo, 29 de enero de 2012

En honor a Hazim Faris.Un violín en llanto.

Macerando los
recuerdos escondidos
encuentro hoy, que han
vuelto a estar
conmigo.
Borrados ellos se
habían quedado como
trémulos en exhortos
ambiguos, pues los
oídos esmirriados
callaron los sonidos
que se habían
transformado
en cotidianos
ruidos.
A la historia de acordes
ya olvidados han llegado
nuevamente a mi sentido,
escuchando ese lamento
del violín entronizado,
en mis designios,
trastocando ese nervio
auditivo que en el curso
de este tiempo se habían
dormido.

Perpetuidad.


Déjame a la vera
de un reflejo donde
vea sumergirse,  los
sueños y futuros en
cadena, de nuestros
destinos esculpidos
por las manos guiadas
por la intención, que
miran horizontes
desparejos, fiel
proyección de las
noches en penumbras
que huelen a vidrios viejos.
Desintegrando cicatrices
huérfanas que permiten
anidar el mínimo permiso,
que talla de vida cada espacio
sellando cada grieta y
llegando al  final de la
entelequia, observando
cual fiel en un retorno de las
orillas perpetuas en visiones
irreales de silencio.