domingo, 8 de enero de 2012

Siete cantos a la vida.

Porque en los hijos
se refleja la extensión
de uno mismo.

Porque el vivir marca
tu paso por
la vida
dejando maravillas.

Porque el sabor y el olor
traspasa nuestra piel
escarpada de situaciones
anheladas y encontradas.

Porque ver y mirar no
es lo mismo, vemos lo
que queremos y miramos
lo que amamos.

Porque soñar nos remonta
a lo aprendido intentando
dejarlo impreso en lo vivido.

Porque amar es tocar
cada una de las constelaciones
que existen en nuestro abismo.

Porque envejecer significa para
muchos que hemos pasado dejando
huellas en lo acariciado,
remontándonos a un hoy cansado.


Acronía.


Como poliadelfos
de tus horas ya
pasadas, observas
a tu alrededor, le
encuentras sentido
al despertarte hoy.

Como la polarimetría
de tus recuerdos
que escondes bajo
la almohada y pretendes
recostarte sobre ellas
cada mañana.

Como el almizcle
saboreas cada una
de las sustancias
vividas y que
permanecen en ti vivas.

Como la anchura
de tu vista que no
alcanza para mirar
y remediar errores
de la vida misma.

Como acronía
de los sentidos
que se desdibujan
queriéndolos unir
buscando sincronía.