sábado, 7 de enero de 2012

Caminaré.















Caminaré junto a las 
horas embriagadas
de historias compartidas.

Caminaré junto a la
esencia del amor
envuelto en la magia.

Caminaré soltando partes
que ya no sirven y dañan
de mi cuerpo herido.

Caminaré buscando
sentirme liviana sin
desprendimientos.

Caminaré y miraré con
mirada completa de la
realidad que se ve.


Caminaré y enmudeceré
frente a la belleza del ser
que permanece inquietándome.

Auscultación.


























Si miraras por dentro
sentirías el lamento del
pecho atroncado cercano
al estertor en exploración
de una anhelosa respiración
que  trata de gritar, cuan fina
voz a las luciérnagas voladoras
iluminénlo hoy.
Auscultando con premura
daría la solución de sacar
la agonía que produce mi
propio yo.
Conjeturando el mañana,
visualizando el albor caminaré
estertante en búsqueda del amor.



Diversos latidos.

Laten las señales de los ojos,
las manos candentes,
el paso apurado, el sonido
inquietante, de un cuerpo silente.

Laten las curvas de tu voz
que se dejan caer, como acústica
inconclusa del ser menguando el dolor.

Laten las arrollantes  entradas en
tus cabellos que señalan años de
esfuerzos latentes y mitigantes.

Laten soslayadamente pensamientos
de amores capturados pero no
amarrados, a la soledad impaciente.

Laten los coccidios que no sirven
y las células del cuerpo intentan
frustradamente, hábilmente  sacarlos.

Late en la cobardía existente en las
venas arraigadas que se niegan a
cambiar una y otra vez la mirada.

Laten las palabras al despeñar
seres inertes que dañan y muerden
tratando de mimetizarse siempre.

Laten los gritos despepitando
en letras los sentires parnasianos
acumulados en letras que comienzan.

Castañuelas.


Aparecieron ahí me
recordaron que tengo
música en mi.
Cada toque grave es
como un electroshok
que me despierta y me
disfuma en un clamor
pues cada chasquido
me vuelven a armar,
queriendo escucharlas
volviéndolas a tocar.