jueves, 5 de enero de 2012

Sin rostro.

Busco y no encuentro,
recorro los pensares
sin poder hallarte más.

Husmeo los recuerdos
que se desvanecen y
se desmayan a cada
segundo que marca
un sonido, sin ruido,
se ha apagado y más.

Enseñaré a los sentidos
como volver a escuchar
pues han fallecido y
seguirán muriendo hasta
encontrar ese rostro que
acordará colocarle cara
 y empezar a despertar.
Furtivo y oculto se expondrá
sobre figuras vislumbrantes,
restallantes al imaginar sonoro
que me lo torneará y devolverá.




Letras muertas y vivas.

En letras hemos nacido
en letras hemos de morir,
acongojando al alfabeto,
que nos dio nuestro existir.

Llamamos letras muertas
a las que nos hacen sufrir,
y letras que están vivas,
son las que nos hacen revivir.

Orquestamos cada sílaba
ambientando las palabras
modificando el que decir.

Complejicemos nuestro idioma
con plurisílabas multicolor ¡Qué vivan
las palabras caminando hacia al amor!.

Tiempo viejo.




Acomplejado el tiempo viejo,
se hecho a dormir, las horas
y los minutos no podían seguir,
se quejaron los segundos por
tener que dormitar pues
el tiempo se quedó así sin vacilar.

Al no correr las agujas
todo rejuveneció y en la Tierra
todo mundo festejó,
el tener un tiempo más de vida
engañando al matador.
Se acumularon los amores
todo en primavera quedó.

Al pasar sin ser ellas las
agujas del reloj se revelaron
contra el añejo y se echaron
a andar, así todo volvió a girar
pues despertaron al viejo
que aún quería soñar.